Aveces siento, que no están, que me buscan, que no me encuentran, que me necesitan, que yo los necesito y solo sé que no estoy, que no estamos y que duele la realidad, que se nos niega, pero más duele, nuestras ausencias; Después de haber convivido, y vivido los momentos más ricos, que nos juntó, empeñada la vida y volcando como un río, todas las vertientes, en un caudal al cual le deben su lealtad y como recordatorio de ese pacto entre la luna y el sol el mejor testigo el lucero.
Río manso, bruto, cantarino, impetuoso, que se desliza hacia el mar en su vano intento de conquista, de noche y de día, noche tras noche, que nos recuerda cada tanto, cuando que se desboca y nos hiere en forma profunda, como palabras, dejando en todos nosotros, sus huellas, la peor de las heridas, no teniendo nada que decir, solo silencio.
Bulay Carlos
Taller: Tras Las Paralelas Azules
Pabellón Nº 4
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