El domingo fue un día muy especial para mí, tuve la libertad, la emoción y la alegría de conocer a mi hijo a pocos días de su nacimiento; en sus ojos me vi a mí mismo, este fue el mejor de todos los domingos, porque sentí mucho amor por él y lo pequeño de sus manos, cuando apretaban mis manos y no quería soltarme, yo tampoco lo quería soltar. Al momento de escuchar la voz del celador, que decía a nuestras familias que debían retirarse, pense cuanto sufrimiento y alegría pase en esta vida, pero mi hijo amado me nutre de la fuerza y la esperanza de comenzar mi vida y ver crecer a mi niño a pasos agigantados, mi mujer que tuvo la suerte estar a su lado, es bella pero no se parece nada a lo que me regalo.
Hoy ruego a Dios, que los días pasen tan rápidos como el alba y la vigilia, para poder estar junto a mí bebe, porque cuando estoy con él siento que estoy en libertad, me lleva entre sus brazos y me siento el hombre más feliz del mundo, doy gracias a Dios por lo hermoso que es ser padre y amigo de un pequeño gigante.
Matías Florito
Taller: Tras Las Paralelas Azules
Pabellón Nº 5
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